Después de 2 semanas, con el cordón umbilical ya en mis manos (literalmente) y con más de 4 kilos entre mis brazos cada 2-3 horas que pide leche... ya empiezo a añorar mi barriga premamá!
Sí, parece extraño y confuso que teniendo ya a mi ansiado retoño en casa sana y salva (como tantas veces había pedido) la sienta menos mía... según una de las comensales de esta mesa es un período duro para la dos, pues es "nuestra separación" y ahora debemos "reconciliarnos"... No sé! pero la mezcla de alegría por tenerla y añoranza de lo que supone no llevarla dentro no es nada confortable.
Todo ello sumado a la revolución hormonal (tarde o temprano debía llegar... ya era raro no haber notado nada en 9 meses), el dolor de los puntos en el suelo pélvico (vamos, por donde sale la niña!), el subidón de leche (¿cómo cede tanto esa sensible piel?), y el aluvión de visitas preguntando, aconsejando y haciéndote sentir culpable si no te sientes la madre más madre del mundo...
En fin, nos daremos otro par de semanitas de tregua para ir acomodándonos los unos a los otros (el pobre papi también está sufriendo lo suyo, sobretodo por falta de sueño...) y pasada la cuarentena espero poder ver sólo la parte más positiva de esta reciente (y esperada) maternidad.
Gracias Rubens por toda tu ayuda.
Sandra
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