martes, 22 de junio de 2010

Controles policiales

Hoy me han vuelto a parar.
Hacía ya tiempo, tanto que no recuerdo exactamente cuanto, que no tenía que obedecer temblorosa y a la vez sentir equívoca culpabilidad ante un agente de la autoridad.

Lunes 21:45 p.m. Salgo del trabajo a paso apresurado para llegar cuanto antes a casa. Abro el móvil y a mitad de camino del párking descubro que lo tengo off por falta de batería y el cargador del coche no funciona. No pasa nada, pienso, no lo voy a necesitar justamente hoy!. Arranco el coche como de costumbre y estallan las alarmas! Un mensaje de "revise. Avería de motor" aparece en el navegador de abordo acompañado de un testigo de peligro iluminado en naranja butano.
Ésto me pasa por hablar bien de mi coche en otro post, tenía que dejarme mal. O quizá sea la señal para mirar el Passat CC... xD
Durante unos segundos mi mente dubitativa piensa de todo; ¿paro el coche?, ¿si acelero explotará?, ¿y si me voy y me quedo tirada sin teléfono?, ¿llevaré el chaleco reflectante? (por fín podré usarlo, jaja).
Finalmente me lío la manta a la cabeza y decido seguir mi ruta con normalidad. Después de ver subir y bajar la aguja de la temperatura tal montaña rusa, llego sana y salva a casa.
Acuerdo con mi madre cambiarnos el coche hasta su reparación y a la mañana siguiente salto antes de la cama para ir a hacer el cambio de vehículo.

Martes 9 a.m. Después de entrar y salir a casa 4 veces por absurdos descuidos con las llaves, mandos de parkings y mochilas, subo al nuevo coche y arranco ya con 15 minutos de retraso...
Miro mi móvil, esta vez la batería marca llena, por si surge algún imprevisto. La mañana ha empezado mal, es posible que pase de todo.
Y a escasos 5 minutos de llegar a mi destino, 3 conos mal puestos y dos agentes aparecidos de la nada, me ordenan parar.
Primer problema, atinar a abrir rápida y normalmente la ventanilla; seguro que os ha pasado alguna vez, en un coche desconocido los dedos buscan cualquier hendindura donde colarse o cualquier relieve donde apretar esperando que el cristal baje, pero nunca se acierta a la primera!.

Siguiendo a los saludos protocolarios, uno de ellos, con un artilugio en la mano, me relata una serie de leyes sobre la "prueba mecánica de impregnación alcohólica"; vamos, me ha venido a decir que sí o sí tengo que soplar. Sigo órdenes y tras una intensa y prolongada espiración aparece 0.0 en el visor (qué esperaban! es martes por la mañana...); y el tío me dice que muy bien, que como había tardado en hacer la prueba, se pensaba que venía de after... Mamma mía!
Por si no tenía suficiente me pide el permiso de circulación, no problem, ésto lo tengo controlado (pienso).
"Y ¿me podría sacar el recibo del seguro?", cagada la hemos (pienso), a donde estarán los papeles...si uno no sabe ni donde tiene los de su propio coche, imaginaros en el de otro. Me confieso, le digo, el coche no es mío, así que tendremos que buscarlo.
La cuestión es que me lío contándole parte de mi ajetreada mañana, le muestro el recibo (por cierto caducado desde el 1/6/10, peor no puede ir la cosa) y acaba interesándose por mi trabajo y pidiéndome dirección para enviar currículum de un familiar...
Jajaja, una vez más, prueba superada!

Como antes mencionaba, hace tiempo que no me paraban en un control policial, pero hubo una temporada que la nenica (Su de la mesa para ocho) y yo debíamos tener cara de pardillas porque cada viernes noche nos paraban a la vuelta del trabajo.
Anécdotas con esta gente unas cuantas (la vez que nos hicieron abrir el maletero y estaba repleto de restos de bebida y patatas de una fiesta entre los uniformes laborales la mejor), y risas también.

Sandra

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